¨Lo mejor de los conciertos en Buenos Aires es su público¨, me comentó un amigo en una conversación y fue justamente éste uno de los motivos que me llevó a viajar a la tierra de Gardel para ver a Madonna en concierto, el último miércoles 03, en lugar de asistir a una de las dos funciones que iba a realizar en Santiago de Chile, pese a la distancia más cercana.
Ya había asistido antes a dos conciertos en el Estadio Nacional de Santiago para ver a The Rolling Stones y The Police y en ambas ocasiones me quedé con las ganas de ver más pasión y entrega en el público chileno que llenó el estadio.
Sin considerarme un fanático de Madonna tomé la decisión de viajar para ver su concierto por dos motivos : el primero, justamente para vivir la experiencia de asistir por primera vez a un show en la capital argentina, en el mismo estadio donde se han realizado épicas presentaciones como las de la misma reina del pop, hace ya quince años, así como otras como las de los Stones, U2, Michael Jackson, Soda Stereo en cinco presentaciones llenas, entre otros grandes la música. En ese mismo estadio donde Passarella levantó la Copa Fifa en el ´78 y en el que estuvimos a diez minutos de clasificar al mundial ´86, con los goles de Velásquez y Barbadillo.
La Madonnamanía en Buenos Aires
El segundo motivo que me convenció fue la oportunidad de ver un show que es considerado como uno de los más completos y espectaculares en la actualidad en cuanto a lo que a conciertos se refiere.
Para muestra un botón : se estima que la gira que la está llevando por doce países de América y Europa recaudará unos 300 millones de dólares. Y en Latinoamérica sus presentaciones en México, Argentina, Chile (donde hoy se presenta) y Brasil se realizarán todas a estadios llenos.
Y qué decir del despliegue de 220 personas que viajan con ella para instalar un escenario para el cual se necesitan cinco días para ser armado.
Entusiasmado y motivado con lo que me esperaba viajé con mi esposa a Buenos Aires adonde llegamos el mismo día del primer concierto (03.12) para el cual, con mucha fortuna, pude conseguir dos entradas en Campo Vip, es decir frente al escenario. Entradas que fueron las primeras que se agotaron para cada una de las cuatro presentaciones programadas (inicialmente iba a ser solamente una, pero ante la altísima demanda de entradas se acordaron tres presentaciones mas).
Sin embargo por problemas técnicos relacionados con la postergación en la llegada de un avión con parte de la infraestructura del concierto y vestuario de la artista, se terminó postergando el mismo por dos días, lo cual generó protestas e insatisfacción en personas que al tenerse que postergarse el concierto se vieron perjudicadas, especialmente en el caso de los extranjeros (que felizmente no fue mi caso) y de quienes viajaron desde otras provincias argentinas.
Sin embargo en las calles la fiebre de Madonna ya se comenzaba a sentir : su música escuchándose en centros comerciales y tiendas; y los diarios argentinos cubriendo desde su llegada y cada una de sus actividades, como la visita a la no muy popular presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y en la que coincidió con Ingrid Betancourt, quien también visitaba a la controvertida jefe de estado; o los paseos con sus tres hijos y la cena en un restaurante del barrio de Recoleta a la que asistió con Fernando de la Rua, novio de Shakira y amigo de la artista. La expectativa comenzaba a crecer.
El Gran Día
Llegó el día del concierto y con la debida precaución mi esposa Blamy y yo llegamos al estadio de Núñez a las 7 de la tarde (pues la noche llega a las 9) y poco a poco el Monumental comenzó a llenarse hasta verse colmado por las 65 mil personas que asistieron al segundo concierto en Buenos Aires (el primero se realizó la noche anterior). El estadio lucía un aspecto i impresionante.
No importaba que Madonna, quien en reciente entrevista manifestó que le gustaría ser una mejor persona y una mejor madre, haya hecho esperar a su fans por dos días. Su público fiel la esperaba con los brazos abiertos. Y entre los asistentes muchos extranjeros : peruanos (me aventuro a decir que debe haber sido uno de los conciertos en el extranjero al que viajaron mayor cantidad de peruanos), brasileros, ecuatorianos, italianos, colombianos y de otras nacionalidades quienes como yo, viajaron a la capital del tango especialmente para asistir al concierto que formar parte de ¨The Sticky & Sweet Tour¨.
Me llamó mucho la atención ver entre el público gente de todas las edades : parejas de adultos, familias con hijos pequeños, jóvenes y adolescentes. Y es que ese es el legado que Madonna viene construyendo desde hace varios lustros : logrando adeptos en diferentes generaciones, desde sus inicios hace un cuarto de siglo, cuando lanzó su primer single ¨Holiday¨.
La música comenzó en River a las 8 de la noche con el reconocido DJ inglés Paul Oakenfold, quien no logró calentar del todo al público, seguramente porque éste esperaba con ansias a su Reina, quien ingresó al escenario a las 9.45 pm. y con ello comenzó la locura en el Monumental.
Dos Horas de color, magia y diversión
Todo comenzó con un video inspirado en la película Charlie y la Fábrica de Chocolate, tras lo cual apareció la diva sentada en un sillón al estilo de El Padrino, con un sensual vestido negro de Givenchy y una pose de piernas abiertas mientras comenzaba a interpretar Candy Shop, tema de su última producción musical Hard Candy.
Hablar del show es reiterar lo que han dicho medios de todo el mundo : es sencillamente espectacular, toda una puesta en escena que deja convencidos a propios y extraños.
La energía que derrocha esta genial artista de cincuenta años muestra claramente su tremenda preparación física y su profesionalismo.
Su concierto no bajó de intensidad en ningún momento, ni siquiera a pesar de los cambios de vestuario (ocho cambios de vestuario realizados por cinco personas que deben culminar su tarea en minuto y medio) que se da para cada una de sus partes : la primera , ambientada en los años 20, la segunda recreando la Nueva York de los 80, la tercera, llamada Gipsy; la cuarta, asociada a los raves.
Momentos para recordar hay muchos : desde su aparición impresionante en el auto Aubum Speedster, modelo 1935, a través del escenario, de 83 m de ancho, 42 de alto, una altura de 2.5 m y un escenario B de 17 m y 12 m.
O la impecable interpretación rockera de Borderline, uno de sus primeros temas conocidos (1984). O la genial y entregada versión de She´s not me, en la que ¨ataca¨ a cuatro bailarinas que imitan su look en los tiempos de Like a Virgin, Material Girl, Express Yourself y Vogue. O saltando la cuerda y mostrando su excelente estado físico en Into the Groove.
No llores por mi Argentina
Ya para este momento el público de River estaba totalmente entregado, gritando, coreando, saltando, bailando y siguiendo cada uno de los temas de la diosa musical, que rápidamente conectó con su público y se lo metió al bolsillo. Y el momento sin duda más emotivo fue cuando sentada con sus músicos, frente al público, entonó los dos temas de la película Evita, You must love me y Don´t Cry for me Argentina, mientras en el fondo se veía la bandera albiceleste y escenas del filme que ella interpretó hace ya algunos años. Muchas lágrimas se derramaron en River durante esos minutos emotivos.
Antes había venido el momento musical que particularmente más me gustó : cuando interpretó La Isla Bonita. Fue un momento de fiesta y de color, en el que se intercaló el famoso tema con el Doli Doli, tema de los romanos……músicos gitanos, sus 18 bailarines, guitarras flamencas, violines y mucho baile que encantó al público asistente.
Y como no mencionar la interpretación de Get Stupid, tema que es una invitación a tomar acción para evitar la destrucción de la tierra, mientras se mostraba en pantallas rostros de líderes políticos mundiales tristemente célebres para luego mostrar a personajes que transmiten esperanza para la humanidad (desde Lennon y la Madre Teresa de Calcuta hasta el recientemente elegido Barack Obama).
Broche de Oro
Luego vendría el último bloque: ¨4 minutes¨, cantando virtualmente con Justin Timberlake, la mítica y potente Like a Prayer, que volvió a hacer saltar a los más de 60 mil asistentes, la electrónica Ray of Light, en la que se sintió una vez más la fuerza y poder de la artista (hace poco manifestó en una entrevista sentirse más joven que hace veinte años), quien vio sus recientes 50 años cumplidos sólo como una excusa para celebrar una buena fiesta de cumpleaños.
Era la parte final y llegaron Express Yourself (pedida¨espontaneamente¨ por el público), Hung Up, en una versión menos disco; y el fin de fiesta con Give it to me. Pero ya estas alturas, el público, como yo, ya estaba más que satisfecho por el impresionante show de 25 temas y dos horas a pura música y energía imparable; y por el enorme despliegue lleno de vitalidad de una Reina (con mayúsculas) de la música contemporánea, quien a pesar de los años transcurridos y de los cambios generacionales musicales se mantiene aun imperturbable en su trono.
Alex Guadalupe
me hiciste revivir cada momento del concierto!!
ResponderEliminara mi me fascinó cuando canto dont cry for me Argentina!!
Bueno hubo muchos momentos buenisimos!!
Es una genia!!
Lindo tu post!!
Gracias Jime. Siento que la nota tiene un tono medio periodístico pero fue porque como sabías estuvo hecho para ser publicado.
ResponderEliminarEse momento del concierto fue para mi gusto el más emotivo y memorable del mismo. La conexión que generó con el público fue total.
Voy a ir publicando mas. Un besote.