
No recuerdo bien cuando fue la primera vez que te vi. Debo haber sido muy chico pues perdí la memoria de ello.
Pero lo que si tengo bien claro es que te siento parte de mi vida, de muchas alegrías y buenos momentos y también, como en la vida, de algunas frustraciones.
Ese día luciste copado de gente e imponente; y creo que hasta me asusté un poco de ver tantos fanáticos hinchando por los dos equipos más populares del Perú (ojo que populares no es sinónimo de mejores).
Ya en esos tiempos sabía que habías sido inaugurado en 1952. Recién hace poco supe que realmente el primer estadio se construyó en esa misma zona en 1897 y que curiosamente se llamó Estadio Guadalupe (nada es casual, sin duda) para luego ser derruido y construirse en el gobierno de Manuel Odría el estadio que hoy conocemos.
Supe también que por tu cancha desfilaron grandes como Lolo Fernández, Pele y Beckenbauer y se jugaron notables y memorables partidos como el 1-0 con el que le ganamos a Argentina, con gol de Perico León, en las Eliminatorias de 1969, o el 2-0 ante Chile con el que los eliminamos del mundial 78, con goles de Sotil y Oblitas y que generó un jolgorio nacional.
Yo era muy chico y no pude visitarte en ninguno de ellos, pero soñaba con el día en que pudiera gritar en tus tribunas algunos goles memorables.
Y vaya que si lo hice!. Cómo olvidar sino mi primer gran partido, que será digno de otro post, cuando doblegamos a la Argentina de Maradona, en 1985. Ese día te volví a ver lleno de gente, gritando a rabiar por nuestra selección. Pero la sensación era otra en relación a la que viví en aquel clásico de años antes: esta vez era de orgullo y alegría.
Cristal Subcampeón de la Copa Libertadores 1997
O cómo no recordar la campaña memorable de Cristal en la Copa Libertadores, cuando quedamos subcampeones. Recuerdo que con mi buen amigo Willy asistimos a cada uno de los partidos y rememorar por ejemplo el baile que le dimos a Racing Club de Argentina (4-1) se me hace muy agradable por lo feliz que estuve. Que lindo lucías esa noche, celebrando el pase de un equipo peruano a una final de la Copa Libertadores.
Imposible también olvidar la noche en que le dimos un paseo al famoso River Plate con Francescoli incluido ganándoles con el equipo dirigido por Oblitas por 2-1.
Y ese mismo año, 1997, cómo olvidar la eliminatoria en la que estuvimos a goles de clasificar al mundial de Francia 98, especialmente el partido en que le ganamos a Uruguay 2-1 y en el que en el segundo gol, anotado por Germán Carty tus tribunas se remecieron como pocas veces se ha sentido.
Otro gran momento vivido fue aquella final de la Copa América, en el 2004 cuando albergaste a argentinos y brasileros en un encuentro con un final apasionante.
Recuerdo que Sebastián fue vestido de brasilero y celebró el triunfo como si fuera de nuestra selección.
Sebi brasilero en la final de la Copa América (2004)
Vale recordar también aquel primer partido en que llevé a mi pequeño Sebastián cuando jugó una selección de jugadores retirados contra Resto de América y partido en el cual César Cueto nos regaló un recital de buen fútbol.
Pero no sólo he gritado goles en tus instalaciones. También nos tocó perder y más de una vez (lo cual, como peruano, debería tenerlo como costumbre). E incluso, en una noche de Libertadores, viendo a la U contra Bolívar de La Paz, tuve que soportar un temblor que remeció todo Oriente.
Una vez además me tocó ver un partido en la cabina de prensa de América Televisión, invitado por mi amigo Gustavo Barnechea. Era nada menos que un clásico. Pero sinceramente, prefiero verlo desde la tribuna que al ras de la cancha. Cuestión de óptica, diría yo.
Son muchas entonces las veces que te he visitado y no sólo para ver rodar el balón en tu césped con el que no han sabido que hacer los mediocres dirigentes y que hoy están volviendo a cambiar a como estaba antes, dado el unánime rechazo al campo sintético. Perdónalos nomas!
Pise tu cancha en varias ocasiones para asistir a conciertos como aquel de los Hombres G en 1987, en el punto penal de norte, cuando estaban en pleno furor músical, o el recordado de Phil Collins, en 1993, o el reciente super espectáculo de Kiss, hace muy pocos días.
Y desde tu tribuna disfruté mucho con los conciertos de Soda Stereo y REM en tiempos recientes.
Soda Stereo en el Nacional : prendan sus celulares!
Hablar entonces de ti, mi querido coloso de la calle José Diaz es recordar parte de mi infancia, de mi adolescencia, juventud y adultez. Has estado siempre presente a lo largo de mi vida.
Y es rememorar muchas alegrías y satisfacciones, pues las derrotas ya las borré de mi memoria y no empañan el cariño y la identificación que siempre he tenido contigo.
No dudo que pasarán los años y nos seguiremos viendo, pues seguramente te volveré a visitar para seguir gritando goles y para llenar mi corazón de alegría, como tantas veces lo hice, en tu vieja casa.
Hola Alex! Muy buen artículo. Te felicito, me has hecho sentirme como si estuviera dentro del estadio.
ResponderEliminarEn lo personal, también guardo un gran cariño por el Estadio Nacional. El viejo me llevó a los 6 años -en esos años vivíamos tan cerca del coloso de José Díaz- a un partido de la U, y de allí se hizo costumbre ir ambos a ver partidos de la U. Luego en mi adolescencia con el "gordo" Beto, nos íbamos a uno o dos partidos de la U y a un partido de la finalísima de la Copa Perú.
Partidos que recuerde allí? Un U-Aurich en 1970 o 71, cuando Aurich iba ganando 1-0 y parecía que el partido culmibaba así y en los últimos 4 minutos, la U dió vuelta del marcador por 2-1. Un U-Muni en 1978 que ganamos 1-0. También recuerdo en 1970 cuando fui con el viejo a un Perú-México que ganó Perú con gol de Perico León.
Me tocó también vivir derrotas cremas, algunas ante Cristal cuando íbamos los 3, o en los dos clásicos que fui, el primero el que mencionas, que fuimos los 4 y que ganó Alianza 1-0 y el 2º que fui con dos amigos del colegio, aliancistas ellos, y fuimos a Popular Sur, donde habían hartos hinchas de Alianza. El partido acabó 2-1 a favor de Alianza, y puedo darme el lujo de decir que cuando la U descontó,me paré y grité el gol a todo pulmón, y nadie dijo nada. Eran otras épocas, hoy hago eso y no viviría para contarlo.
Y en cuanto a conciertos, tuve la suerte de ir al de Santana en 1995 y al divertido concierto de B-52's, que fuimos juntos hace dos días.
Pero si tengo que elegir un recuerdo imborrable de mis idas al estadio, me quedo con la que significó la primera visita de mi sobrino Sebi al estadio, cuando jugaron los veteranos de Perú contra Restos -o restos- de América. Fue algo inolvidable.
Un gran abrazo y sigue compartiendo esas vivencias, en donde en algunas, tuve la dicha de compartirlas contigo.
LUCHO
Gracias Lucho.
ResponderEliminarQue bueno que te quedes con esa vivencia del partido de veteranos, cuando Sebi tenía tres añitos y el maestro Cueto se hizo unos jugadones.