jueves, 30 de abril de 2009

El Pequeño Sabelotodo



Sebi a los seis en la Bombonera

Dicen que no hay casualidades. Que todo pasa por algo y que algunas personas pasan por nuestras vidas para dejarnos momentos de felicidad y luego las perdemos un poco de vista.

Algo de eso debe haber pasado cuando Blamy, mi esposa, conoció a Mario, en un taller de liderazgo.

Algunos días después me lo presentó , tanto a él como a su encantadora esposa Sulmi.

Elllos venían de pasar una tragedia muy fuerte pues perdieron a su hijo en un accidente y desde un principio simpatizamos mucho con ambos.

En el Faro de Miraflores, en cuyo parque jugábamos penales casi todos los fines de semana (y el los ganaba casi todos)

Y cuando Blamy me lo presentó, sabiendo mi pasión futbolera, me comentó que Mario era editor de deportes en el diario El Comercio.

Era el año 2005 y tanto Blamy como yo le comentamos a nuestros nuevos amigos  respecto a los grandes conocimientos de fútbol que poseía nuestro pequeño Sebastián, quien contaba en ese tiempo con sólo cinco añitos.

Con Luis Bonnet, símbolo de Cristal

No se bien dónde nació esa afición futbolera. Quizás de mis genes, o posiblemente tuvo sus orígenes en el mundial de Francia 98 cuando Blamy, a quien no le entusiasma para nada el deporte rey, de pura casualidad se puso a ver un partido del mundial, teniendo cinco meses de embarazo y en el que Paraguay cayó estoicamente ante Francia, a la postre campeón mundial del torneo.

Por sus seis años le hicimos una invitación de cumpleaños futbolera

Blamy se identificó con los guerreros guaranies y derramó algunas lágrimas al ver como caían súbitamente y cómo su capitán Chilavert levantaba como guerreros a sus compañeros caidos en la batalla.  Es muy probable que Sebastián en la barriguita sintiese lo que estaba pasando.


Posiblemente en la heroica gesta paraguaya del mundial de Francia 98 se encuentran las raices futboleras de Sebastián

O de repente se originó cuando teniendo tres añitos se despertaba habitualmente conmigo, de madrugada, para ver los partidos del mundial Corea-Japón 2002.

 El hecho es que con sólo cinco años, el buen Sebastián, luego bautizado por su bisabuelita Melita como el Super Sabio, se sabía las estadísticas de las ligas argentina, española, italiana, inglesa y obviamente de la peruana.

Gozándosela en la Bombonera

Era impresionante la manera como había logrado acumular en su buena memoria información de cada campeonato lo que lo hacía un caso especial dada su corta edad.


En la Bombonera

A pesar de mi inexistente influencia en el tema (y que más de uno ha puesto en duda) Sebastián desde muy chiquito simpatizó con el Sporting Cristal (como yo) y se hizo hincha del equipo celeste, así como del Barcelona, en el que deslumbraba Ronaldinho en aquellos años.

De visita en el club de sus amores (perdón, nuestros)

Ya había además acudido a algunos partidos en el Estadio Nacional, principalmente del Sporting Cristal, que era dirigido en ese entonces por Paulo Autori.

 

Con Flavio Maestri en La Florida

Con todo ese bagaje de conocimientos y su corta experiencia futbolera, le contamos a nuestro amigo Mario lo inusual del caso y el, interesado en el tema ofreció coordinar con una reportera para que conversara con él y le pudieran publicar una nota pequeña en El Comercio.

Cuando coordiné con Giovanna, la reportera, respecto a la entrevista le expliqué los temas que Sebastián dominaba y cómo desde muy pequeño se le había despertado la afición por el fútbol, volviéndose en un incondicional mío en cuanto partido se presentase, ya sea en la tribuna o en el sofá.

Nos pusimos de acuerdo y fue Giovanna a casa con la respectiva fotógrafa.

En la Videna con Ñol Solano

Sebastián emocionado, le contó todo lo que sabía de las diferentes ligas y sacó del cajón cada una de las camisetas que coleccionaba y entre las que destacaba la de su equipo obviamente y las de Barcelona (que fue la que tenía puesta en la entrevista) y de la selección brasilera.

Con el Chorri

La periodista simpatizó rápidamente con el pequeño intelectual que tenía al frente.

Estuvieron en nuestra casa por casi una hora y al irse, satisfecha con lo que había visto en Sebi quedó conmigo en comunicarse para decirnos cuándo saldría publicada la nota.

Cuando conversé con Mario unos días después, me dijo lo impresionada que se había quedado Giovanna con nuestro hijo y que pensaban además darle más espacio que el que tenían inicialmente pensado, lo cual nos alegró bastante.

Sin embargo, cuando más adelante Mario me llamó y me dijo que estaban pensando darle una página a la nota me quedé más que sorprendido. Una página en El Comercio, guau!!! Qué honor!!

Y  para aumentar más nuestra sorpresa, pocos días antes de la publicación nuestro amigo nos cuenta que la entrevista iba a ser considerada en la sección deportiva Deporte Total en la doble página central. Para no creerlo!

Conforme pasaron los días y las horas nuestra ansiedad fue en aumento pues esperábamos ver la nota de nuestro hijito publicada en el diario más importante del país.

Y llegó el día :  10 de abril del 2004.  Un día antes la misma Giovanna nos comunicó que al día siguiente salía el articulo y esa mañana me desperté a las seis de la mañana esperando que llegase el diario a mi puerta.

Y cuando llegó lo abrí con una emoción y expectativa similar a la que tuve cuando fui a ver mi resultado de examen de ingreso en la Universidad Católica.  Sin exagerar!!

Y lo comprobé : había salido la doble página central. Impresionante!! Inolvidable!!.

Obviamente se lo comunicamos a todos nuestros familiares y amigos, además de muchos que se enteraron al leer el diario y llamaron para felicitarnos.

Sebastián por su parte vio la publicación con satisfacción y alegría pero quizás sin comprender, por su corta edad, la trascendencia que este reportaje tenía.

Con el correr de los meses la pasión futbolera se incrementó y volvió a tener presencia nuevamente en El Comercio en un artículo más pequeño y luego en la revista El Gráfico Perú (con una nota corta) y una entrevista radial con mi amigo Gustavo Barnechea.

En la final de la Copa América 2004 apostando a ganador 

Con el correr de los años fue y ha sido asiduo acompañante mío a muchos partidos de fútbol  y dentro de los encuentros importantes que vio conmigo figuraron varios de las eliminatorias para los últimos dos procesos de la selección, diversos partidos de Cristal por el campeonato local y la Copa Libertadores (como aquel 3-2 con el que caimos ante Boca), la final de la Copa América en el mismo año 2004, e incluso una semifinal de Copa Libertadores en el mismísimo estadio Monumental de Buenos Aires, en la que cayó ante Sao Paulo.

Su debut en canchas internacionales : en la de River Plate viendo una semifinal de la Libertadores

Su colección de camisetas creció tanto que el cajón en el que las guardaba se quedó chico y se llenó de libros de los mundiales que leía con mucha frecuencia y de colección de videos del mismo tema que veía una y otra vez.

Un día de pronto la fiebre comenzó a bajar, de repente ya no veía los partidos completos, o dejaron de interesarle tanto las camisetas, como los fixtures internacionales.

Me invento que quizás contribuyó un poco el alicaído desempeño de nuestra selección y nuestros equipos en torneos internacionales, los cuales desmoralizan a cualquiera.

Pero también tiene mucho que ver el que el pequeño sabelotodo creciera y fuera sustituyendo sus gustos para adoptar el que tiene actualmente por los videojuegos (Nintendo, para ser más preciso) y otros juegos de computadora.

Hoy en día, con el doble de edad, Sebastián ya no se sabe de memoria todos los resultados, ni soporta ver un partido completo por la tele.

Y he sabido aceptar que así es la vida y que el tiene todo el derecho del mundo de elegir lo que más le guste, así prefiera una sesión de Wii a ir al estadio conmigo.

Sin embargo comenta aun conmigo algunos resultados y los torneos más importantes como la Champions League, la Copa Libertadores  y las eliminatorias mundialistas.

Y eso sí, no deja de ver cada día su suplemento Deporte Total,  camino al colegio, resumiéndome mientras manejo las noticias futbolísticas más importantes, como si se tratara además de una complicidad existente entre mi pequeño y el diario deportivo, donde un día se vio como principal protagonista.

Algo de esa pasión le queda impregnada y quizás por eso, ya está decidido por mutuo acuerdo que en el 2014, Dios Mediante, iremos juntos al mundial de Brasil.

De repente ahí recupera un poco de esa pasión futbolera que una noche de abril enamoró a la redactora deportiva del decano de los diarios;  y que generó un recuerdo imperecedero que nos llenó de alegría el corazón a todos los que lo amamos; y que no tengo duda, algún día, el todavía pequeño  Sebastián, mostrará con orgullo a sus hijos y sus nietos.

miércoles, 29 de abril de 2009

Bautizo madrileño




En la famosa Plaza de las Cibeles, donde celebra el Real Madrid cada uno de sus títulos 

Era casi un sueño. De la nada, aprovechando un pasaje en canje  de Iberia, que se iba a vencer si nadie lo usaba en la empresa, tenía de pronto la oportunidad de conocer la Madre Patria.

Eran finales del 2006 y el sólo pensar en la posibilidad me erizaba el cuerpo. Era cumplir un sueño, de conocer un país con el que siempre me he sentido identificado (por su cultura, su historia, su fútbol, sus toros y su comida, entre tantas cosas más, además de Penélope Cruz, claro está).

Sueño cumplido : en el Santiago Bernabeu : misio pero feliz

Había que hacer el trámite para gestionar el pasaje en la fecha más conveniente y luego pedir la visa Schengen, la cual me fue negada años atrás un par de veces.

Muy entusiasta  hice todos los trámites y a finales de enero del 2007 ya tenía mi pasaje aéreo  y mi visa para estar en el país ibérico por dos semanas.

Sin embargo, por el trabajo y el presupuesto sólo podía estar una semana en tierras hispanas, incluyendo los días de vuelo.

Pero bueno, ante la posibilidad de viajar a España no importaban los detalles. Sería feliz con estar aunque sea por cinco o seis días por primera vez en el Viejo Continente.

Comencé a planear mi viaje, separé un hotel por tres noches en Madrid y coordiné con una pareja de amigos para que me recibiera en Barcelona, donde estuve las otras tres noches.

Lo único que me apenaba de todo esto era que tenía que viajar solo : únicamente había un pasaje y no podía viajar con Blamy dejando solos a los chicos.  Seguramente en un futuro próximo pisaremos tierras europeas los cuatro.

El gran viaje

Llegó así la fecha del viaje : 12 de febrero. El vuelo salía de Lima de noche y llegaba a Madrid bordeando la mitad de la tarde.  Sabía que se me venía el jet lag, pero no importaba : había que sacarle el jugo al viaje.

Ya planeaba en mi mente mi visita al Estadio Santiago Bernabeu, templo del Real Madrid, mi visita a la famosa Plaza de Las Ventas, la más importante en el mundo del toreo, así como mi paseo por el centro madrileño y alrededores.

En la famosa Puerta de Alcalá


Y qué decir de Barcelona : me esperaba la Sagrada Familia, las Ramblas y un partido del Barza por la Liga Española. Qué más se podía pedir.

El vuelo fue incomparable. Gentilmente me aceptaron un upgrade por mi aerolínea y pude viajar a Madrid en primera, durmiendo casi todo el vuelo y llegando super descansado, aunque con los ojos maltrechos al tener los lentes de contacto puestos ya que me olvidé el estuche de éstos  en la maleta.

Llegué así al aeropuerto de Barajas y ahí se dio el primer inconveniente :  la faja de las maletas estaba malograda, por lo cual debí esperar casi una hora hasta que se arregló. Y con los ojos que con las justas podía ver.

Cuando llegué al hotel, que había reservado por internet,  me pareció super bien ubicado a sólo dos cuadras de la Puerta del Sol, en pleno centro de Madrid, pero al llegar al mismo vi que era un edificio con el hotel en el cuarto piso. Después me di cuenta que eso es algo usual en Madrid.

Puerta del Sol de día

Y como nadie iba a bajar por mis cosas tuve que subirlas yo mismo, felizmente en ascensor.

El hotel era chiquito y ni qué decir de las habitaciones.

Nunca en mi vida estuve, ni creo que estaré,  en un cuarto de hotel tan pequeño, en el que con las justas entrábamos mi maleta y yo.

El tema es que con lo bien que había dormido en el avión mientras en los madriles era la noche yo seguía de tarde así que salí a recorrer el centro de la ciudad, que estaba a un paso de donde yo me alojaba.

Con los ojos hinchados en la Puerta del Sol pocas horas antes del susto

Madrid me encantó desde que la vi y desde que pasee por su calles y por sus plazas.

Caminar por la Plaza Mayor, por la Puerta del Sol, por sus calles céntricas, llenas de restaurantes, de bares, de las tiendas de las que tanto me hablaban en las que el jamón se puede conseguir de todas las formas y gustos.

Plaza del Sol de noche

A pesar que tenía los ojos maltrechos, como producto de las horas dormidas en el avión con los lentes de contacto, no fue este un impedimento para poder disfrutar de mi primera noche madrileña.

Mi sueño se había hecho realidad y sólo pensaba en lo que me esperaba al día siguiente : el paseo por la cancha del Real Madrid, muchas fotos sin duda, como finalmente fue, cuando quedé muy impresionado por ver ese estadio gigante e impecable, quizás el más bonito que he podido conocer.

Afuera de Las Ventas, la plaza de toros más importante del mundo

O mi largo paseo por los exteriores de la Plaza de Las Ventas, cuna del toreo, admirando las diferentes estatuas presentes en los alrededores de la plaza.

El solo hecho de estar en una ciudad europea, a un océano de nuestra América del Sur era para mi una ilusión hecha realidad y fue por eso, en buena parte, que disfruté mucho de ese paseo nocturno, además que no podía pegar el ojo, con el jet lag encima.

Mi presupuesto para ese viaje era corto. Algo de efectivo y básicamente tarjetas de crédito para poder cubrir mis gastos, viajando además con la idea de no gastar mucho en compras.

Además España, como Europa era carísimo.

Como felizmente mi pseudo hotel quedaba muy cerca me hice idea que volvería caminando, tomando en cuenta que estaba a no más de cuatro calles del mismo.

Fue asi que fui recorriendo el centro madrileño, tomando fotos, visitando bares, restaurantes en los que pude comer por primera vez unas ricas tapas y viviendo intensamente el momento que tanto había soñado.

Por la seguridad ni me preocupaba. Tenía idea que viviendo en Lima, nos escueleamos y si no nos pasa nada en nuestra gran e insegura ciudad, menos ocurriría en otros lares.

Además ya había estado en otras ciudades supuestamente inseguras, como Caracas, Bogotá e incluso Buenos Aires que en los últimos años ha crecido en delincuencia e inseguridad.

Qué me iba a pasar entonces?  Y más aun, en la capital de la Madre Patria, en pleno Primer Mundo?. Eso no era posible. Por lo menos en mi esquema, no.

Arriba las Manos!!!

Pero aparentemente en el esquema de los dos extranjeros que me allanaron cuando salía de un pub, a una calle de la Puerta del Sol no.

Ya había comenzado a sentir un ligero sueño, cuando decidí regresar al hotel.

Había comido de todo y bebido unas cuantas cervezas, así que salí del pub y comencé a caminar rumbo a mi pequeño cuartito de hotel.

Tras caminar una cuadra me metí por una callecita que salía a una avenida muy transitada a una calle de mi hotel y fue en esa cuadra en la que recibí la visita sorpresiva de dos extranjeros de raza caucásica, cada uno de ellos con un cuchillo, invitándome a darles todo lo que tenía.

En cuestión de segundos no tenía ni billetera, ni cadena de oro, recuerdo de mi esposita cuando cumplimos algunos meses de enamorados, ni mi reloj al que le tenía bastante apego.

Tras entregarles voluntariamente mis pertenencias los señores me dejaron ir y con el susto de por medio volví al hotel rápidamente y tras reponerme del mal momento y descansar un rato llamé a Lima a contarle a Blamy lo que me había pasado.

A pesar de la distancia sentí mucho su presencia y su apoyo; y tras conversar con ella procedí con la cancelación de las tarjetas de crédito.

Fue así que de pronto, de buenas a primeras me había quedado con un poco de efectivo en mi primera noche madrileña. Sin tarjetas de crédito, ni documentos, salvo mi pasaporte, me sentía como un chiquillo con el billete controlado, pese a que días después me llegaría un giro de Blamy, el cual recién pude cobrar en Barcelona.

Lo que me enseñó esta experiencia fue a no abusar de la autoconfianza en una circunstancia como la que vivi, especialmente en un país en el que no conocía, pensando que no me pasaría nada.

De hecho me sentí responsable por lo que pasó puesto que si hubiese buscado una calle transitada  y no una casi desierta no hubiese ocurrido el asalto.

En la Plaza de la Independencia, un día antes de volver a Lima.

Sin embargo, eso no impidió mi disfrute en tierras españolas, por la buena comida española (comí dos veces un plato de Rabo de Toro que estuvo espectacular), del tour en el estadio Bernabeu, 

A mal tiempo buena cara : disfrutando de un rico almuerzo taurino al día siguiente del asalto

del paseo en Las Ventas y mi ingreso a la plaza de toros, a pesar que había un circo en el ruedo,las buenas conversas con mi amigo Tomás, así como de la simpática caminata por el casco histórico de Barcelona, por sus ramblas, tan llenas de gente y buen ambiente, el contemplar asombrado las obras del gran Gaudí, como la Sagrada Familia, así como disfrutar de ver al Barza en el Nou Camp ganándole al Racing de Santander con dos goles de Ronaldinho. En resumen, un viaje para no olvidar.

Nada de eso dejé de disfrutar pero será difícil de borrar de mi mente aquella noche de bautizo en Madrid en la que por confiado, perdí literalmente los papeles.

lunes, 27 de abril de 2009

El gran regalo que Dios me dio


Dios y mis padres me dieron dos abuelas. A la materna, Petronila, sólo la recuerdo de haberla visto una sola vez, en su natal Chiclayo y aquella vez ella no estaba de muy buen humor, lo cual generó en mi, un niño de ocho añitos, un poco de temor.

Fue una buena mujer, que crió de la mejor manera que pudo a sus cuatro hijas y a quien me hubiese gustado conocer mas, pues poco tiempo después partió a una mejor vida.

Siempre recordaré con admiración la fortaleza de mi abuela Ida, tronco familiar, la mayor de casi una decena de hermanos y que tuvo sobre sus hombros muchas responsabilidades, como la de sacar adelante sola a sus dos hijos, uno de ellos mi padre.

Todo esto llevó seguramente a endurecer su carácter y vivir con rigor.

Mis recuerdos de ella vienen de su etapa de larga ancianidad, pues a mis diez años ella ya frisaba los 85. Y sin embargo, recuerdo su energía, su vigor, su fortaleza y su cariño para con nosotros, a su manera.

Tuve el privilegio de verla con mucha frecuencia pues vivió conmigo en sus últimos cinco años y nos dejó suavemente tras cumplir nada menos que los 101 años. Toda una vida……y me alegro, eso sí, que pudiera verme y abrazarme antes y después de casarme, lo cual no pudo ocurrir con mis padres.

Cuando ella falleció, en 1995, me sentí un poco apenado porque había perdido al último de mis abuelos.  Pensaba en la gente que podría gozar a sus abuelitos hasta muchos más años de los que tenía yo en ese momento.

El regalo de Dios

Sin embargo, Dios y la vida me privilegiaron con un premio mayor y hoy quiero reconocerlo y testimoniarlo.

No recuerdo aun en qué circunstancias la conocí, pero lo que si recuerdo es que desde un principio se ganó mi cariño y mi confianza. Fue instantáneo. No necesité escucharla o mirarla mas, ni requerí de evidencias. En sólo cuestión de minutos pude intuir la calidad de persona que tenía al frente.

Hablar de Melita y de las tantas cosas que me gustan de ella me haría extenderme más de la cuenta.  Y es que tiene tanto para dar, para regalarle a todas las personas que la rodean y que se dan el gusto de compartir con ella.

Y es que sólo te basta conversar con ella un rato para poder descubrir su encanto, su sabiduría, su inteligencia, su nobleza, pero por sobretodo su gran……su enorme corazón.

A lo largo de los más de quince años transcurridos he podido conocerla cada vez más y admirar su maravillosa manera de ser :  justa y siempre con la palabra precisa y adecuada, con el juicio sensato y enfocado, sin venderse con nadie, guste o no guste lo que ella opine.

Amorosa con sus hijos y familiares, con sus nietos, los de sangre y los que no lo somos, pero que nos trata como si lo fuéramos.

Y qué decir de sus bisnietos. Sólo basta verle los ojos cuando los saluda, cuando los abraza……y mis hijos son grandes privilegiados de ello, de su amor y cariño incondicional.

Es una mujer tan sencilla que es muy fácil llegar a ella y dejarla entrar a tu corazón.

No dudo que la vida la ha hecho pasar por momentos difíciles y por pruebas duras, como por ejemplo, perder a uno de sus hijos, pero nada ha endurecido el noble corazón que vive en ella y con el que bendice a todos los que tanto la queremos. Debe ser seguramente su perseverante espíritu católico que la ha llevado a estar por encima de las situaciones que la vida la he presentado y a ser capaz de perdonar y a vivir sin rencores.

Campeona del Carioca, es un placer jugar cartas con ella y escuchar sus múltiples frases, que desde hace un tiempo ya son legado para nosotros (Django no perdona!, no, Melita?).

Culta,  inteligente y flexible hace poco leyó Crepúsculo, tan de moda entre los adolescentes para estar a tono con su adorada nieta Brenda

Y qué decir de sus clásicas sopas a la criolla y sus milanesas de pollo con platanos fritos (a pesar que a mi no me gustan estos últimos).  Son imperdibles!!

Pero lo más importante para mi es el poder compartir tan buenos momentos en su compañía conversando de lo que sea : de algún tema profundo, o de la última novela brasilera.  Su compañía es siempre un placer.

El año pasado tuvo un recrudecimiento con su salud, pues sufre a veces de algunos problemas bronquiales; y que la tuvieron algunos días internada en una clínica.

En las múltiples manifestaciones de amor, cariño y preocupación de todos sus seres queridos fue tan evidente comprobar lo que ella ha generado en su vida y lo que va a seguir generando.

Somos de acostumbrarnos a las personas y a veces no decir lo que sentimos y pensamos por temor o porque quizás no lo consideramos necesario en ese momento.

Eso fue lo que me pasó hace un par de meses cuando estuvo de cumpleaños y estando ella tan feliz de volver a ver después de tiempo a sus hijos reunidos en una misma mesa uno de ellos (mi querido suegro) se paró a decir algunas palabras en honor a su querida madre.

Y luego, a pesar de tener ganas de pararme me quedé sentado, con las ganas de hablar y de decirle lo importante que ha sido y  que es en mi vida.

Quizás fue el temor a mostrarme sensible o la vergüenza (tonta, lo se) de quizás derramar alguna lágrima. Y me quedé sentado.

Por eso, estas palabras expresan lo que seguramente hubiera dicho en esa alegre tarde familiar, para expresarle lo mucho que la quiero

No se cuántos años más nos de Dios el privilegio de tenerla con nosotros. Espero que sean muchos y cada noche rezo para que así sea, al mismo tiempo que le agradezco al Ser Supremo por el invalorable regalo de vida que me dio al poner en mi camino a mi adorada abuelita Melita.

Melita y su querido Super Sabio Sebastián


sábado, 25 de abril de 2009

La noche del Ave Fenix y del Pequeño Gran Héroe en casa


George en Iquitos


Para describir esta larga historia podría tomarme horas y miles de palabras. Por ello resulta un poco difícil resumir en no muchas líneas lo que sucedió dicha noche y ese será mi reto ahora.

Quise escribir sobre este tema y enviar el artículo a la revista Selecciones, cuando ocurrió, hace ya diez años, pero al final, para variar, me quedé con las buenas intenciones y nunca tomé acción.

Creo que no es tarde, a pesar de los años transcurridos , contar esta vivencia que marcó de manera importante y trascendental mi vida.

Hace diez años, vivíamos en un departamento alquilado casi en el límite de San Isidro y Lince, en la misma quinta en la que viví por casi veinticinco años.

Blamy y yo llevábamos algunos años de casados y nuestro hijo mayor Jorge acababa de cumplir los nueve, mientras su hermano Sebastián recién había cumplido cinco mesecitos.

No eran buenos esos tiempos económicamente hablando. Yo estaba estancado  salarialmente en un trabajo en el que llevaba varios años y la discoteca de Blamy se iba en picada tras tiempos de bonanza.

Esto nos llevó a quejarnos en múltiples ocasiones de nuestra situación y a una tensión fuerte familiar, como producto de la misma, ya que no encontrábamos la manera de poder hacerle frente y salir de esa difícil coyuntura.

Recuerdo como ayer la noche del 30 de marzo de 1999. Era un día de semana normal, pero que se vio  afectado por la despedida de soltero de Coco, un amigo de la infancia, de tal forma que los hombres nos fuimos por nuestra cuenta en un bus alquilado a pasear por diversos distritos, mientras que las mujeres se reunieron en una casa.

Blamy no tenía muchas ganas de ir por encontrarse cansada y además porque sentía que era mejor quedarse (sexto sentido le llaman) pero finalmente optó por ir.

Los chicos se quedaron con Angélica, una joven adolescente recientemente contratada para atender a nuestro bebe y con Antonia, mi antigua nana, con más de treinta años trabajando con mi familia.

Nos fuimos cada uno con nuestros grupos y casualmente, en la quinta en la que vivimos, dos de nuestros amigos del mismo grupo :  Euding y Carlo, optaron por no ir a la despedida y se quedaron en sus respectivas casas.

Aproximadamente a las doce de la noche mientras que con veinte de nuestros amigos estábamos en el bus en Higuereta, uno de ellos me pasó un celular, diciéndome preocupado: ¨Alex, parece que se está quemando tu casa. Pero no te preocupes que tus hijos están bien¨.

Inmediatamente hablé con Blamy, quien estaba, tan nerviosa como yo, en la otra reunión diciéndome que esa era la información que había recibido de la casa de uno de mis vecinos.

En fracción de segundos convencí al chofer para que diera marcha atrás y volara hacia San Isidro.

Muchos de mis amigos, que estaban en la parte trasera del bus, tomando trago, ni se enteraron del cambio de dirección y menos del por qué, por eso fue grande su sorpresa posterior, al llegar a la casa.

En el interminable camino a la misma no hice otra cosa que pensar en lo que estaba pasando.  Sería cierto?  Por que a mi? Por que a nosotros? Por qué ahora? Cómo estarían los nenes? Se habría salvado algo?, tantas preguntas sin respuestas que me generaron angustia y desesperación, rogando para que fuese una falsa alarma.

Sin embargo, cuando doblaba el bus por la Av. Javier Prado para tomar la calle de mi casa, nos cruzamos con un carro de bomberos que iba muy rápido, lo cual no hizo otra cosa que comprobarme que no se trataba de un error.

Era, como repito, la medianoche cuando Jorge se despertó con un ruido extraño que venía de su mismo cuarto : era el corto circuito que se estaba dando en uno de sus enchufes como producto de un sistema eléctrico antiguo y en mal estado.

Al despertarse vio un reflejo naranja en su cuarto pero pensando que era parte de un sueño siguió descansando hasta que el calor lo despertó por completo y atinó, inteligentemente, a salir corriendo de la casa, gritando para despertar primero a nosotros (sin saber que no estábamos) y luego a la nana. 

Ella por su parte, tomó al bebe entre sus brazos y lo sacó, mientras comenzaban a reventar las lunas de su cuarto.

Jorge salió corriendo por la quinta y le tocó insistentemente la puerta a Carlo, quien sólo entendió lo que pasaba al ver el fuego por su ventana.

Inmediatamente se despertaron Euding  y Javier, nuestro otro vecino, quien corrió por extintores, los cuales fueron insuficientes para apagar las llamas.

Jorgito, valientemente, a pesar de su tan corta edad atinó a salir a la calle y llamar a los policías que cuidaban la casa de un congresista, unas casas al lado.

Ellos a su vez, llamaron a la compañía de bomberos quienes acudieron rápidamente a la casa.

Cuando nosotros llegamos ya habían no sólo tres carros de bomberos, sino además canales de televisión, fotógrafos y muchos curiosos.

El bus se detuvo a un lado y queda como anécdota, que varios de mis amigos, bajaron de éste,  con sus vasos en la mano,  pensando que llegábamos a nuestro siguiente destino juerguístico, pues nadie les dijo lo que estaba pasando  y dándose con la sorpresa, en ese momento, de lo que ocurría.

Quizás por ello, al día siguiente un diario popular titulaba la noticia ¨Mientras ellos celebraban, la casa se les quemaba¨.

Lo primero que hice apenas llegue a la quinta, sacándome de encima a las cámaras y a los curiosos, fue buscar a Blamy, abrazarla y con ella correr a la casa de mi vecina de toda la vida para ver a mis hijos.

Jorgito, estaba sentado con una manta en el exterior de la casa, con cara de asustado y con el hollín en la cara y en la ropa, mientras que el bebe, Angélica y Antonia  estaban dentro de la casa de mi vecina, a salvo. El encuentro fue más que emotivo.

Entramos a la casa Blamy y yo, después de un rato, acompañados por los bomberos y el escenario era dantesco : toda oscura, chamuscada y mojada por el agua de las bombas.

Habiamos perdido más de la mitad de nuestras pertenencias y se habían calcinado completamente nuestro cuarto, el de Jorge con todos sus juegos , un baño y el cuarto de estudio, con libros, revistas, artefactos eléctricos y  papeles por doquier.

Sin embargo, otra buena parte de lo que se salvó quedó inservible por el agua recibido por los bomberos.

Esa noche dormimos en casa de mi suegra, con quien vivimos por los siguientes dos años y medio.

Fue un episodio muy duro y contarlo no se asemeja en absoluto con la vivencia.

Sin embargo, fue una gran lección de vida, con muchas enseñanzas para nosotros y particularmente para mi : la primera fue que mientras nosotros nos quejábamos  de nuestros problemas no veíamos todas las cosas hermosas que Dios nos había dado. Nos estábamos enfocando en lo que no teníamos sin ver ni valorar lo mucho con lo que contábamos.

Lo segundo, fue el constatar,  pocos días y semanas después,  la  noble solidaridad de toda la gente querida de nuestras vidas.

Fue conmovedor comprobar y  sentir la mano amiga de muchos familiares, amigos y amigas quienes organizaron campeonatos, conciertos y colectas para ayudarnos a salir de este pozo en el que súbitamente habíamos caído.  A ellos nuestro eterno agradecimiento por su solidaridad y apoyo.

Además de ello quedó una  gran lección de desapego a lo material.  Sabiamos que todo era recuperable y recuerdo aun las palabras seguras de Blamy, después del incendio, diciéndome que íbamos a volver a tenerlo todo y mucho mas (palabras proféticas por cierto que yo en su momento no supe creer en ellas). Cual Ave Fenix, íbamos a resurgir literalmente de nuestras propias cenizas.

No importaba perder todo lo material, lo importante y valioso fue que estábamos todos vivos, sanos y completos y la vida es lo más valioso que Dios nos da. Sin ella, no somos nada.

Con mi pequeño y valiente héroe un año antes de la noche del Ave Fenix

La última lección  que me dejó esta difícil experiencia tiene que ver con nuestro valeroso hijo.  Sólo tenía nueve años en ese momento, edad muy corta para vivir tan difícil trance y sin embargo no sólo tuvo la valentía  y el coraje de saber qué hacer en esta situación de emergencia, salvando con su acción no sólo su vida,  sino también la de su hermanito y de otras dos personas, sino que además supo solicitar ayuda en todas las formas que pudo, y logró asimilar posteriormente lo que significó perderlo todo.

Dentro de lo duro que representó vivir esta experiencia de perderlo casi todo fue reconfortante y motivo de gran orgullo el sentir y saber del valiente y pequeño gran héroe que tuvimos y tenemos en casa.