miércoles, 29 de abril de 2009

Bautizo madrileño




En la famosa Plaza de las Cibeles, donde celebra el Real Madrid cada uno de sus títulos 

Era casi un sueño. De la nada, aprovechando un pasaje en canje  de Iberia, que se iba a vencer si nadie lo usaba en la empresa, tenía de pronto la oportunidad de conocer la Madre Patria.

Eran finales del 2006 y el sólo pensar en la posibilidad me erizaba el cuerpo. Era cumplir un sueño, de conocer un país con el que siempre me he sentido identificado (por su cultura, su historia, su fútbol, sus toros y su comida, entre tantas cosas más, además de Penélope Cruz, claro está).

Sueño cumplido : en el Santiago Bernabeu : misio pero feliz

Había que hacer el trámite para gestionar el pasaje en la fecha más conveniente y luego pedir la visa Schengen, la cual me fue negada años atrás un par de veces.

Muy entusiasta  hice todos los trámites y a finales de enero del 2007 ya tenía mi pasaje aéreo  y mi visa para estar en el país ibérico por dos semanas.

Sin embargo, por el trabajo y el presupuesto sólo podía estar una semana en tierras hispanas, incluyendo los días de vuelo.

Pero bueno, ante la posibilidad de viajar a España no importaban los detalles. Sería feliz con estar aunque sea por cinco o seis días por primera vez en el Viejo Continente.

Comencé a planear mi viaje, separé un hotel por tres noches en Madrid y coordiné con una pareja de amigos para que me recibiera en Barcelona, donde estuve las otras tres noches.

Lo único que me apenaba de todo esto era que tenía que viajar solo : únicamente había un pasaje y no podía viajar con Blamy dejando solos a los chicos.  Seguramente en un futuro próximo pisaremos tierras europeas los cuatro.

El gran viaje

Llegó así la fecha del viaje : 12 de febrero. El vuelo salía de Lima de noche y llegaba a Madrid bordeando la mitad de la tarde.  Sabía que se me venía el jet lag, pero no importaba : había que sacarle el jugo al viaje.

Ya planeaba en mi mente mi visita al Estadio Santiago Bernabeu, templo del Real Madrid, mi visita a la famosa Plaza de Las Ventas, la más importante en el mundo del toreo, así como mi paseo por el centro madrileño y alrededores.

En la famosa Puerta de Alcalá


Y qué decir de Barcelona : me esperaba la Sagrada Familia, las Ramblas y un partido del Barza por la Liga Española. Qué más se podía pedir.

El vuelo fue incomparable. Gentilmente me aceptaron un upgrade por mi aerolínea y pude viajar a Madrid en primera, durmiendo casi todo el vuelo y llegando super descansado, aunque con los ojos maltrechos al tener los lentes de contacto puestos ya que me olvidé el estuche de éstos  en la maleta.

Llegué así al aeropuerto de Barajas y ahí se dio el primer inconveniente :  la faja de las maletas estaba malograda, por lo cual debí esperar casi una hora hasta que se arregló. Y con los ojos que con las justas podía ver.

Cuando llegué al hotel, que había reservado por internet,  me pareció super bien ubicado a sólo dos cuadras de la Puerta del Sol, en pleno centro de Madrid, pero al llegar al mismo vi que era un edificio con el hotel en el cuarto piso. Después me di cuenta que eso es algo usual en Madrid.

Puerta del Sol de día

Y como nadie iba a bajar por mis cosas tuve que subirlas yo mismo, felizmente en ascensor.

El hotel era chiquito y ni qué decir de las habitaciones.

Nunca en mi vida estuve, ni creo que estaré,  en un cuarto de hotel tan pequeño, en el que con las justas entrábamos mi maleta y yo.

El tema es que con lo bien que había dormido en el avión mientras en los madriles era la noche yo seguía de tarde así que salí a recorrer el centro de la ciudad, que estaba a un paso de donde yo me alojaba.

Con los ojos hinchados en la Puerta del Sol pocas horas antes del susto

Madrid me encantó desde que la vi y desde que pasee por su calles y por sus plazas.

Caminar por la Plaza Mayor, por la Puerta del Sol, por sus calles céntricas, llenas de restaurantes, de bares, de las tiendas de las que tanto me hablaban en las que el jamón se puede conseguir de todas las formas y gustos.

Plaza del Sol de noche

A pesar que tenía los ojos maltrechos, como producto de las horas dormidas en el avión con los lentes de contacto, no fue este un impedimento para poder disfrutar de mi primera noche madrileña.

Mi sueño se había hecho realidad y sólo pensaba en lo que me esperaba al día siguiente : el paseo por la cancha del Real Madrid, muchas fotos sin duda, como finalmente fue, cuando quedé muy impresionado por ver ese estadio gigante e impecable, quizás el más bonito que he podido conocer.

Afuera de Las Ventas, la plaza de toros más importante del mundo

O mi largo paseo por los exteriores de la Plaza de Las Ventas, cuna del toreo, admirando las diferentes estatuas presentes en los alrededores de la plaza.

El solo hecho de estar en una ciudad europea, a un océano de nuestra América del Sur era para mi una ilusión hecha realidad y fue por eso, en buena parte, que disfruté mucho de ese paseo nocturno, además que no podía pegar el ojo, con el jet lag encima.

Mi presupuesto para ese viaje era corto. Algo de efectivo y básicamente tarjetas de crédito para poder cubrir mis gastos, viajando además con la idea de no gastar mucho en compras.

Además España, como Europa era carísimo.

Como felizmente mi pseudo hotel quedaba muy cerca me hice idea que volvería caminando, tomando en cuenta que estaba a no más de cuatro calles del mismo.

Fue asi que fui recorriendo el centro madrileño, tomando fotos, visitando bares, restaurantes en los que pude comer por primera vez unas ricas tapas y viviendo intensamente el momento que tanto había soñado.

Por la seguridad ni me preocupaba. Tenía idea que viviendo en Lima, nos escueleamos y si no nos pasa nada en nuestra gran e insegura ciudad, menos ocurriría en otros lares.

Además ya había estado en otras ciudades supuestamente inseguras, como Caracas, Bogotá e incluso Buenos Aires que en los últimos años ha crecido en delincuencia e inseguridad.

Qué me iba a pasar entonces?  Y más aun, en la capital de la Madre Patria, en pleno Primer Mundo?. Eso no era posible. Por lo menos en mi esquema, no.

Arriba las Manos!!!

Pero aparentemente en el esquema de los dos extranjeros que me allanaron cuando salía de un pub, a una calle de la Puerta del Sol no.

Ya había comenzado a sentir un ligero sueño, cuando decidí regresar al hotel.

Había comido de todo y bebido unas cuantas cervezas, así que salí del pub y comencé a caminar rumbo a mi pequeño cuartito de hotel.

Tras caminar una cuadra me metí por una callecita que salía a una avenida muy transitada a una calle de mi hotel y fue en esa cuadra en la que recibí la visita sorpresiva de dos extranjeros de raza caucásica, cada uno de ellos con un cuchillo, invitándome a darles todo lo que tenía.

En cuestión de segundos no tenía ni billetera, ni cadena de oro, recuerdo de mi esposita cuando cumplimos algunos meses de enamorados, ni mi reloj al que le tenía bastante apego.

Tras entregarles voluntariamente mis pertenencias los señores me dejaron ir y con el susto de por medio volví al hotel rápidamente y tras reponerme del mal momento y descansar un rato llamé a Lima a contarle a Blamy lo que me había pasado.

A pesar de la distancia sentí mucho su presencia y su apoyo; y tras conversar con ella procedí con la cancelación de las tarjetas de crédito.

Fue así que de pronto, de buenas a primeras me había quedado con un poco de efectivo en mi primera noche madrileña. Sin tarjetas de crédito, ni documentos, salvo mi pasaporte, me sentía como un chiquillo con el billete controlado, pese a que días después me llegaría un giro de Blamy, el cual recién pude cobrar en Barcelona.

Lo que me enseñó esta experiencia fue a no abusar de la autoconfianza en una circunstancia como la que vivi, especialmente en un país en el que no conocía, pensando que no me pasaría nada.

De hecho me sentí responsable por lo que pasó puesto que si hubiese buscado una calle transitada  y no una casi desierta no hubiese ocurrido el asalto.

En la Plaza de la Independencia, un día antes de volver a Lima.

Sin embargo, eso no impidió mi disfrute en tierras españolas, por la buena comida española (comí dos veces un plato de Rabo de Toro que estuvo espectacular), del tour en el estadio Bernabeu, 

A mal tiempo buena cara : disfrutando de un rico almuerzo taurino al día siguiente del asalto

del paseo en Las Ventas y mi ingreso a la plaza de toros, a pesar que había un circo en el ruedo,las buenas conversas con mi amigo Tomás, así como de la simpática caminata por el casco histórico de Barcelona, por sus ramblas, tan llenas de gente y buen ambiente, el contemplar asombrado las obras del gran Gaudí, como la Sagrada Familia, así como disfrutar de ver al Barza en el Nou Camp ganándole al Racing de Santander con dos goles de Ronaldinho. En resumen, un viaje para no olvidar.

Nada de eso dejé de disfrutar pero será difícil de borrar de mi mente aquella noche de bautizo en Madrid en la que por confiado, perdí literalmente los papeles.

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